Desaparecer, solo eso busco.
Tal vez por una hora, tal vez por un día,
tal vez por un año, tal vez por siempre.
Eso aún no lo sé.
Me gustaría hallar la respuesta,
pero es tan complicado cuando no sabes cual es la pregunta...
¿cuál es la pregunta?
No sé qué es lo que busco.
Quizás solo necesito estar solo por un tiempo,
o tal vez esa la soledad podría matarme.
Quizás necesite ir a un lugar lejos de todo,
pero tal vez extrañe el lugar a donde pertenezco.
Aunque a veces simplemente siento que no pertenezco aquí.
Mi parentesco con los que me rodean
es que tengo un cuerpo, un cerebro y un corazón.
Nada más. Soy un extraño en mis propias tierras.
¿A dónde pertenezco? ¿de dónde vengo? ¿quién soy?
Tantas preguntas... desearía tener el tiempo suficiente
para responder tantos interrogantes,
pero la arena en mi reloj se agota
cada vez cae más rápido.
Me estoy desvaneciendo con la velocidad de mis palabras.
Palabras que alguna vez me trajeron vida
ahora presagian mi propia muerte.
¿A dónde debo ir? Tan solo necesito saber eso.
Porque a donde deba dirigirme iré.
Y sé que allí encontraré las respuestas.
Pero... ¿por cuánto tiempo puedo esperar el momento?
No soy eterno, tampoco quiero serlo.
La inmortalidad no va conmigo.
Las cosas malas deben desaparecer algún día después de todo.
No obstante me pregunto... ¿acaso soy algo malo?
¿o solamente me niego a creer otra cosa?
Tal vez yo estoy bien y todos los demás están mal.
¿Por qué yo debo ser siempre la oveja negra?
A veces creo que es el mundo el que esta en contra mía
y no yo en contra del mundo.
Pero de nada sirve darme cuenta de esto.
No puedo cambiar las cosas.
No puedo cambiar el pasado ni el presente.
Para lo único que tengo el poder en mis manos es para cambiar el futuro.
Mi futuro, del cual solo puedo a vislumbrar muerte.
En él simplemente no hay nada.
Solo una cuchilla rozando mis muñecas.
O una soga abrazando mi cuello.
O quizás el frío cañón de una escopeta apuntando mi cabeza.
Sea como sea no es un final feliz.
He aprendido a que no existen los finales felices.
La realidad se nutre de la miseria.
Solo la fantasía es gobernada por la alegría.
Como desearía vivir en uno de los tantos mundos de fantasía,
sin tener que preocuparme por mi trágico final.
Pero es imposible, todo lo bueno es imposible.
Mi pesimismo ha opacado hasta la última gota de esperanza.
Creo que el final se acerca.
Tal vez dentro de algunos años, tal vez dentro de algunos días,
tal vez dentro de algunas horas, tal vez apenas termine de escribir esto.
Sencillamente no lo sé.
La única forma de poder saberlo se encuentra
en las hojas de afeitar debajo de mi cama.
¿Debería usarlas? ¿debería deshacerme de ellas?
Mas preguntas que cuanto antes debo resolver.
Y así lo haré, oh, claro que si.
¿Cuánto tiempo me queda?
¿cuánto tiempo le queda a este maldito mundo?
Necesito respuestas, y las necesito rápido,
por más que en el fondo no quiera saberlo.
Ya no puedo aguantar demasiado.
Si las quiero sé que en este mundo no la conseguiré.
Debo ir más allá, al lugar que por mucho tiempo he anhelado... las cuchillas...
¡Las cuchillas!